Eva es una mujer de 43 años tiene dos hijos de 8 y 16
años, la pequeña es hija de su marido, el adolescente de una
pareja anterior. Vive un matrimonio que está visiblemente
desgastado, aunque ella no puede hacerse cargo de esa
situación.
Acaba de descubrir que está embarazada tiene que decírselo
a su marido y llega a su casa luego de un largo día de trabajo.
Pero la noche lejos de darle descanso, pone en juego todas
las acciones que una madre, además de trabajadora, ama de
casa, tiene como obligaciones. Las tareas, la cena, el intento
de un hogar en armonía. Cada acción va dejando en la
superficie el agotamiento de Eva respecto del lugar que
decidió ocupar. Su maternidad claramente es su lugar
seguro; aunque sus hijos de tan diferentes edades
revolucionan todos los momentos, hermanos que se odian y
se aman, pelean y son cómplices. Pero no la familia que
construyó está lejos de ser la ideal, con un marido que, actúa
más de tío que de padre y una violencia contenida y silenciada
que carcome a Eva, y que ahora más que nunca la pone en
jaque, para animarse a dejar.